domingo, 1 de junio de 2008

DIEZ AÑOS DESPUES

Vivo con una compañera aunque mi libertad no es justa. Debería permanecer aun en la cárcel, el error que cometí no tiene perdón. Fue un domingo, cansada de la rutina, cansada de vivir siempre en la penumbra decidí por mi propia cuenta trazar un plan, mi compañera de celda se dio cuenta y se quiso unir a mi. Estuvimos un mes planeándolo todo para que fuese perfecto, ni un solo error. Y así fue lo hice todo con sangre fría, sin pensármelo dos veces y no me di cuenta de lo que estaba haciendo y lo que logré hasta que me vi corriendo silenciosamente junto con mi compañera por las calles para que nadie nos pudiera delatar.
Lleguemos a un puerto y nos escondimos debajo de un puente, allí nos quedemos toda la noche. Por la mañana vimos dos bicicletas aparcadas en una farola, las cogimos y fuimos lo mas rápido que podíamos. No teníamos rumbo, fuimos a parar en un manso, en medio de un campo, pos cuestiones del azar no estaba habitado. Así que nos quedemos allí hoy en día. De vez en cuando salimos y nos vamos hacia la ciudad para comprar las cosas justas.
Vivimos de nuestra cosecha y de algunos objetos que encontramos en la casa y los vendemos.
Esta es la única felicidad que me puedo permitir.

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